En una de las sesiones de spa que he disfrutado últimamente.. gracias a regalos de cumpleaños de amigos y familia, sentí la imperiosa necesidad de escribir este poema y describir el ritual desde mi óptica y con una investigación exhaustiva a varias personas que han recibido masajes relajantes. Aquí el resultado que me deja complacida
ANATOMÍA DEL MASAJE
¡ Tan sublime como lluvia en sequía !
Es aveces más intenso que el buen sexo,
una carrera entre el tiempo y los sentidos.
Tictac...
Ella inicia por los pies molidos del trajin, les abraza en aceites de colores.
Sus manos escalan sin permiso tras los muslos...
Se deslizan por lugares secretos e intocables,
Rozan cada poro de este cuerpo cansado y avanzan danzarinas hacia el torso.
Tictac...
Ahora sus brazos se entrelazan en mi espalda con profundos circulos hasta hacerse infinitos...
Entonces, el éxtasis trasciende al pensamiento.... que se nubla.
Tictac...
En una confusión de movimientos.. el cuerpo da una vuelta y sus dedos inquietos se resbalan en el vientre, recordando suavemente el milagro de dar vida.
Al final... el pecho recibe toques suaves y late al unísono con las notas del ambiente.
Los minutos se esfuman desde esa piel que ha tocado cada parte de la mía.
El tictac se vuelve más cercano... y un susurro en el oído marca el fin del corto viaje.
¿No hay amor en este acto... aunque sea un trueque por dinero ?
ANATOMÍA DEL MASAJE
¡ Tan sublime como lluvia en sequía !
Es aveces más intenso que el buen sexo,
una carrera entre el tiempo y los sentidos.
Tictac...
Ella inicia por los pies molidos del trajin, les abraza en aceites de colores.
Sus manos escalan sin permiso tras los muslos...
Se deslizan por lugares secretos e intocables,
Rozan cada poro de este cuerpo cansado y avanzan danzarinas hacia el torso.
Tictac...
Ahora sus brazos se entrelazan en mi espalda con profundos circulos hasta hacerse infinitos...
Entonces, el éxtasis trasciende al pensamiento.... que se nubla.
Tictac...
En una confusión de movimientos.. el cuerpo da una vuelta y sus dedos inquietos se resbalan en el vientre, recordando suavemente el milagro de dar vida.
Al final... el pecho recibe toques suaves y late al unísono con las notas del ambiente.
Los minutos se esfuman desde esa piel que ha tocado cada parte de la mía.
El tictac se vuelve más cercano... y un susurro en el oído marca el fin del corto viaje.
¿No hay amor en este acto... aunque sea un trueque por dinero ?
